Cuando se acerca el fin de año,
la mayoría de las personas tienden a decir:
1.- Que se vaya este año rápido y
venga otro mejor.
2.- Este año fue malísimo
3.- El año que viene voy a hacer
todo lo que no hice en este que se va
Y surge la gran pregunta? Acaso el año es el responsable de que tú no
hayas logrado lo que te propusiste a principio del mismo. ¿Que tiene el año que
viene de diferente que te va a permitir hacer lo que no lograste en este? ¿Acaso existe una especie de magia en el año
que ves próximo que te hace ser distinto? ¿
Y porque este año no lograste lo que te propusiste?
Así se nos pasa la vida, de año
en año, diciendo siempre lo mismo, sin asumir, y mucho menos entender que el
año como tal no es responsable de que tú no hayas logrado tus metas. He aquí la
clave. Eres tú mismo, tu energía, tu entusiasmo, tu alegría y tu emoción lo que
puede cambiar esta realidad estando consiente que es justamente de ti de quien
depende el logro o fracaso de tus metas y no del año en sí. El año es solo el
tiempo para lograr la meta, pero el logro de la misma depende solo de nosotros
y absolutamente de nosotros.
Es por eso que debemos ver el fin
de año con entusiasmo, no para lamentarnos del fracaso de no haber logrado las
metas, sino para enfocarnos en celebrar todo lo bueno y maravilloso que si
pudimos alcanzar, de aquello que nos hizo feliz, de ese pequeño gesto que te
ayudó a darle sentido a tu vida, cuando creíste ibas a caer. No es el año que
termina la excusa para justificarnos de no ser constante con nuestros
propósitos y haber abortado nuestros sueños. Tampoco es el año que
termina, la excusa para hacer responsables
a otras personas de tu falta de disciplina con el trabajo, de tu desamor para
con las otras personas con que pudiste compartir tus alegrías. Tampoco es el año
que termina la excusa para abandonar los sueños que te impulsan y te dan una
razón para vivir.
Es justo el año que termina, la ocasión, para dar gracias,
y dar gracias por los logros alcanzados,
por la alegría generada en otros, producto de nuestras acciones. Es el fin de
año, el tiempo para darnos cuenta de las maravillosas cosas que hicimos, de los
estudios que realizamos, de las actividades que a pesar de no estar
planificadas, surgieron para darnos vida, para encontrarnos con nosotros mismos
y con los demás, incluso para encontrarnos con Dios. Es justo el año que
termina el momento adecuado para dar un abrazo a quien nos acompañó cuando estuvimos
solos y a quien compartió nuestros mejores
momentos de alegrías, de risas, de emoción y porque no de tristeza.
![]() |
Es el momento oportuno para sonreír,
respirar y dar gracias por tantas
bendiciones recibidas a lo largo de este año que se va, que fue maravilloso y
lleno de alegrías.
Con esa misma emoción, debemos
prepararnos para recibir el año que viene, que será mucho mejor, porque las
experiencias que vivimos en este año, nos
han permitido crecer, nos han permitido aclarar ideas, nos han permitido
establecer sueños que sabemos vamos lograr en el nuevo año, porque tenemos la alegría
para hacer las cosas, tenemos el conocimiento y tenemos la sabiduría que nos deja
la experiencia de la vida de este año, que cada día fue más rica y útil, para
nuestro crecimiento emocional y espiritual, pero sobre todo tenemos el amor de
Dios que nos bendice en todo tiempo y es la fuente inagotable de todo bien. Solo por eso
estamos seguros que este nuevo año será único y con características especiales
que nos permitirán decir a su fin el año que viene las mismas frases de
agradecimiento que en este momento hacemos.
Solo nos queda darle la
bienvenida al nuevo año, con el mismo
entusiasmo y la misma alegría con que
nos despedimos de este año que se va, no sin antes sonreír mientras hacemos la
evaluación de las muchas cosas buenas que experimentamos en este año y para mí una de las experiencias mejores de
este año fue conocerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario