domingo, 23 de noviembre de 2014

No basta con tener éxito. Hay que ser feliz



Quiero ser una persona exitosa, es lo que escuchamos muchas veces en los salones de clases en el caso de profesores, en el consultorio en el caso de psicólogos y psiquiatras, en las conversaciones entre coach y coacheé e incluso en los jóvenes que empiezan a apuntalarse como gerentes y agentes dinámicos de la nueva sociedad. Pero ¿qué es el éxito?  ¿Acaso  hay una definición universal que pueda ser asumida por todos? Quizás como concepto lo podemos definir según la real academia como 1. m. Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. 2. m. Buena aceptación que tiene alguien o algo. 3. m. p. us. Fin o terminación de un negocio o asunto.

Entonces está relacionado el éxito con los negocios?  Y si yo no tengo un negocio, no puedo ser exitoso? Y si tomo el concepto de resultado feliz de una actuación, me podría preguntar ¿qué actuación? Acaso los seres humanos actuamos iguales? Aquí empiezo a entender que el éxito está relacionado con lo que para cada uno es una buena actuación, una buena aceptación e incluso un buen negocio. Esto sin tocar la palabra feliz.

Ahora la pregunta se traspola a que es para mí el éxito. Está claro que como seres humanos, pensamos distinto, tenemos gustos distintos y lo que para mí puede ser exitoso para otro no. Igualmente podemos encontrarnos con personas que darían la vida por lograr algo que ya nosotros hemos logrado e incluso  no representa importancia para nosotros. 

Allí la clave, hay que saber que es importante para mí como persona, ¿cual es la meta trazada, ¿qué me impulsa? ¿Porque quiero lograrlo? ¿Cuál es la satisfacción que me da? ¿Cuanto me llena espiritualmente? ¿Lo considero solo una meta exitosa o me hace feliz?  ¿Ese logro me emociona? ¿Me apasiona? ¿Me hace vibrar como persona? ¿Lucho por conseguirlo?  ¿A cuantos beneficia? ¿Que aporte deja a la sociedad? ¡Que herramientas cuento para lograrlo? Quizás son muchas preguntas, pero realmente son pocas, para encuadrar y definir que es el éxito para mí y así descartar lo que no entra en mi propia definición.

El éxito de una ama de casa ¿será igual a la de un empresario? ¡Pues no¡. Los dos logran el éxito pero con aspectos distintos, con situaciones distintas e incluso con recursos distintos. Quizás aquí encontramos que el éxito de la ama de casa  y lo que le hace feliz, no es igual para el empresario o viceversa. Todo radica en descubrir que tanto me emociona lo que defino como éxito, que tanto me apasiona  ir por él, sin olvidar los recursos con que cuento para lograrlo y aquí de despliegan muchas variables. Los recursos financieros que por lo general son escasos, los recursos, materiales, humanos, tecnológicos, etc

¿Qué pasa si no cuento con esos recursos? y si por el contrario, ¿Qué pasaría si realmente  cuento con esos recursos? ¿Cuanto podría lograr esa meta?
No basta con definir mi éxito y saber con qué recursos cuento. Hay una característica especial que me hace diferente y eso tiene que ver con mi calidad humana, con mi formación familiar, con mi sistema de valores, de creencias, con mi empuje, mi confianza, mi alegría y mi emoción. Pero sobre todo con mi amor 

Palabra simple y a veces mal vista en el mundo empresarial, pero tan necesaria para los empresarios, porque ¿para quién se supone trabajan los empresarios? Pues para la gente,  para llevar un servicio, un bien o cubrir una necesidad de la sociedad. Y este bien o servicio hay que hacerlo, disponerlo y ofrecerlo con amor, porque como diría  un pasaje de la biblia si entregaras todo los bienes del mundo y te faltara el amor, nada soy. “Soy como campana que suena”
Se intenta tocar la fibra de las emociones que son las que impulsan acciones y si esas acciones en están en armonía con  el equilibrio del ser humano mejor, entonces parecería un tema  sencillo pero se quiere sensibilizar a muchos empresario exitosos, que tienen mucho pero también tienen vacío espiritual, tienen recursos económicos suficientes y eso definitivamente les  facilita la vida pero en muchos cosas no les hace feliz.

 La pregunta Eres exitoso? que haces para lograr el éxito? cuanto tiempo le dedicas a lograr ese éxito?  ok muy bien ahora la gran pregunta?   Eres feliz?  Que haces para ser feliz? cuanto tiempo le dedicas a tu felicidad, mejor aún sabes que es lo que te hace feliz?
 
A veces se nos pasa la vida buscando la tan ansiada felicidad y no la encontramos, porque no sabemos que es lo que nos hace feliz, peor aún la buscamos en los otros, en las cosas, en los trabajos y cuando lo logramos, la seguimos buscando, porque no buscamos dentro de nosotros mismo, en nuestros corazones,  en nuestro espíritu, en  nuestra  alma, sencillamente no buscamos el amor que esta allí y no lo encontramos porque lo buscamos fuera de nosotros.
Allí el gran problema del ser humano. Es necesario buscar el equilibrio de mente cuerpo espíritu y psique. Debemos buscar el equilibrio biosicosocioespiritual del ser humano, según lo define el Dr. Emiro Marcano maza, Psiquiatra Venezolano en su obra: verba Médica. Este equilibrio  para llenarnos de vitalidad, salud, intelectualidad, triunfo, éxito y la energía que mueve al mundo, El Amor.

Muchos empresarios, y gente de negocios, dicen que no hay tiempo para el amor, sin saber que justamente es el amor la fuerza más grande que mueve al mundo y la emoción que impulsa a grandes éxitos. El amor de pareja es otra cosa, hablo del amor que se basa en el conocimiento de la necesidad del otro, prestar la ayuda y no pedir recompensas por el favor realizado y es aquí que están las funciones de una empresa comprometida con su público. Lo que ahora conocemos como responsabilidad social empresarial. ¿Acaso no es esto un mecanismo de llevar amor a nuestra sociedad?

La invitación es no sólo a buscar el éxito, sino a ser feliz y solo podemos ser felices cuando hacemos actividades que nos nutran, nos llenen el espíritu, nos produzcan placer y sintamos que estamos dando un aporte a nuestra sociedad. Solo cuando sentimos que estamos contribuyendo con otros y estamos haciendo lo que realmente nos  apasiona podemos tener éxito y ese éxito, sin duda, nos hará feliz.

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